La depresión, una experiencia penosa, es un sentimiento de abatimiento sin esperanza. Es uno de los desórdenes más comunes y de los conocidos desde más antiguo. La depresión ha sido llamada “el resfriado común de la mente”.
La depresión es una emoción normal y natural, y sería anormal si no estuviéramos deprimidos cuando están presentes las causas que la motivan.
En muchos casos es una reacción sana a lo que tiene lugar en la vida de una persona. Es una reacción normal a lo que nos sucede, psicológica o físicamente. Es un grito, un mensaje que, al igual que la fiebre, nos dice que hemos descuidado alguna área en nuestras vidas. Una persona deprimida se siente sin esperanza, abatida, triste, apática, Pierde la perspectiva. La forma en que percibe la vida, el empleo y la
familia carece de color. La mente se ve invadida por pensamientos erróneos típicamente negativos. Pero frente a esta situación hay esperanza. Jesús se deprimió antes de ir a la cruz y experimentó ese dolor, por la tanto, El te entiende. El Dijo: Sin mi nada podéis hacer. Busca las ayuda de personas capacitadas en este caso, y sobre todo corre a Dios pues él es el dador de la vida y tiene poder para ayudarnos a salir de las crisis que enfrentamos. Dios espera que seamos obedientes a Su Palabra y comencemos a vivir una vida disciplinada, poniendo en práctica todo lo que El nos pide que hagamos. Si estás sufriendo de alguna depresión, examina las causas y no luches solo. Hay personas especializadas que pueden darte una mano, además todos los problemas en la vida tienen solución, necesitamos dar los pasos correspondientes y Dios nos ayudará. Clama a Mi y yo te responderé y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tu no conoces. Dios. Jeremías 33:3.
Fuente: Alva Vargas de Contreras.
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