Salmo 23: Reflexión
Respondiendo a la pregunta ¿Cómo sana Dios las Heridas?, el Pastor Claudio Freidzon, a través del Salmo 23...
[Salmo de David.]
Jehová es mi pastor; nada me faltará.
En lugares de delicados pastos me hará descansar;
Junto a aguas de reposo me pastoreará.
Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno,
porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores;
Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.
Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,
Y en la casa de Jehová moraré por largos días.
nos enseña que Dios
quiere confortar nuestra alma a través del perdón y su aceptación y
también quiere guiarnos en nuestro camino. Pero como hemos visto, es
importante buscar su guía a través de la fe sin esperar respuestas
mágicas o antinaturales.
También hemos hablando de los valles de la vida que
son los momentos de problemas. Y también es allí donde vemos que la
compañía de Dios que sigue siendo fiel.
La voluntad de Dios se interpreta sintonizándolo,
teniendo una comunión con su espíritu de forma personal. Tal como la
Biblia dice en San Juan 10:27-30: “Mis ovejas reconocen mi voz, es por
eso que me siguen y la obedecen.”, tenemos que buscar a Dios y aprender
a distinguir su voz para poder seguirla.
Hoy, nos enfocaremos en el versículo 5
del Salmo 23.
"Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores;
Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando."
Hablaremos acerca de la unción del pastor con sus ovejas y
de la similitud con el cuidado que el Señor tiene por nosotros. En
otras palabras, hablaremos de la solución de Dios a las cosas de esta
vida que nos han causado daño.
Lamentablemente, las heridas que más dolor traen son de
personas cercanas y queridas, de familiares y personas de confianza.
Tal vez son golpes intencionales o no, provocados por una palabra o una
mala actitud. Pero lo cierto es que no es lo mismo que un desconocido
nos falte el respeto a que lo haga alguien a quien le hemos abierto el
corazón. Y cuanto más si esa persona es un padre o alguien a quien
admiramos.
Aquí el Señor toca este tema y dice: Yo te voy a cubrir con mi protección, te voy a ungir con mi aceite.
Sin embargo hay actitudes que no debemos tomar cuando
nos hemos sentidos estafados o profundamente lastimados, pues nos
llevarán a peores consecuencias. Lo que debemos evitar es:
- Ignorar el dolor. Es decir que no nos pasa nada cuando por dentro estamos destruidos.
- Minimizarlo. Es cuando nos queremos
convencer de que lo ocurrido no es de mayor importancia cuando en
realidad me está llevando a tomar malas decisiones.
- Proyectarlo para adelante. Es asentir
que lo que hemos sufrido nos ha devastado pero que no es tiempo de
resolverlo sino que esperaremos que en el futuro se solucione.
- Escapar. Es tratar de evitar tanto sufrimiento tapándolo con otra cosa o huyendo (Salmo 55:4-7)
- Repasar una y otra vez lo ocurrido.
Esto le da lugar al resentimiento y la amargura en el corazón y no
permite que podamos madurar sino, por el contrario, que no podamos
dejar el pasado atrás.
La amargura detiene tu futuro
Una persona con un corazón lleno de resentimiento, es
alguien que no puede ser estable en sus emociones. Su presente está
marcado por el dolor del pasado. Es tiempo de enfrentar de la mano de
Jesús al pasado y dejar que él unja las heridas con su aceite.
En el Salmo 39:2 habla de esto; no es cuestión de callar sino de confesar a quienes puedan ayudarme a salir del pasado.
David estaba tan lleno de preocupaciones y problemas que
prefería escapar (Salmo 55:3-7). Y ¿Quién no ha pensado en huir en
momentos de dolor? Sin embargo hay quienes buscan el escape
escondiéndose detrás de vicios o de cubrirse de actividades que lo
“ayuden a no pensar”. Otros se cubre detrás de un carácter agresivo
para no volver a ser lastimados o bien a través de máscaras que
esconden verdaderamente su real condición. Pero más allá de todo lo que
te hayan hecho, hoy Dios te puede sacar de cualquier pozo de
desesperación y llevarte a vivir una vida de victoria!
En Santiago 5:16 hay un secreto: la confesión y la
oración. Es la oración de fe la que abre el corazón de Dios. Si estás
dolido, confiésalo a pastores, a personas que los pastores designen y a
Dios mismo. La clave es abrir el corazón. Puedes tener una vida
diferente!
Es tiempo de clamar al Señor y decirle: ¡Enséñame a
salir del dolor! No permitas que tu pasado gobierne tu presente. Suelta
el dolor, renuncia al resentimiento y podrás vivir en libertad.
El pastor ungía a sus ovejas y con ese aceite sanaba las heridas de los
depredadores y también le ayudaba a repeler los insectos que también
le provocaban heridas profundas. Dios es tu pastor y quiere sanar tu
pasado y llevarte lejos de quienes quieran dañarte en el presente!
Confía y abre tu corazón porque el Señor está atento a tu oración!
FUENTE: www.avanzapormas.com
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